Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
37El que quiere a su padre o a su
madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más
que a mí, no es digno de mí; 38y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno
de mí. 39El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la
encontrará. 40El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe
al que me ha enviado; 41el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá
recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá
recompensa de justo. 42El que dé a beber,
aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo
porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Hoy celebramos el Domingo XII del Tiempo Ordinario y la Jornada de Responsabilidad del Tráfico.
La vida cristiana, en el fondo, crecerá en su esencia si amamos, vivimos e imitamos a Jesús, anunciado y testimoniado en la Iglesia, proclamado y continuado en la historia y la realidad del mundo.
En el Evangelio de Domingo XIII del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Mateo (Mt 10,37-42).
Jesús continúa las recomendaciones a los apóstoles, y les invitaba a ser fieles ante los ojos del mundo y de la propia familia, a pesar de las posibles dificultades e incomprensiones.
Jesús nos recuerda que por su causa puede haber divisiones e incomprensiones aún en el seno de la familia. Y nos invita a ponerlo en primer lugar.
Seguir a Jesús significa a menudo «perder la vida» a los ojos de la gente, pero en realidad se guarda y se transmite, acogiendo a los demás en nombre de Jesús, fuente de toda vida.
Pedimos especialmente a Dios que nos ayude a ser fieles en la misión encomendada. Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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