Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi
Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me
conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:
“Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo
que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él
mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no,
creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí,
también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al
Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Celebramos el VI Sábado de Pascua. Miramos en este día, con especial interés y devoción, a la Virgen María.
El Cardenal Suenens afirmaba: “¡Felices los que tienen la audacia de soñar y están dispuestos a pagar el precio necesario para que su sueño tome cuerpo en la historia de los hombres!”
En el Evangelio del Domingo XXII del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Mateo (Mt 16,21-27).
En el Evangelio de este IV Sábado de Pascua, Jesús y sus discípulos están en la última cena. Y, una vez que les ha recordado que todo aquel que le conozca, conocerá al Padre, les advierte que “el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Y nos sugiere algo importante: “Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré” (Jn 14,7-14).
“Señor... Cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite consuelo; Cuando mi cruz se haga pesada, haz que comparta la cruz de otro..." (Madre Teresa de Calcuta).
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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