Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era
invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si
tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo
hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis,
porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y
nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas
las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre
somos uno».
Celebramos el Martes de la Cuarta Semana de Pascua. Miramos en este día, con especial interés y devoción, a la Virgen María .
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 970 que “ La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia..." (LG 60).
En el Evangelio de este Martes de la Cuarta Semana de Pascua leemos el Evangelio de San Juan (Jn 10,22-30). En el Pórtico de Salomón, Jesús proclama su unión íntima, única con el Padre. Y esta unión íntima se revela en las "obras" que hace , que dan testimonio de él.
Dirijámonos a Dios con este preciosa oración de Marcos Witt: “Enséñame tu camino, Señor, y andaré en tu luz, dame un corazón entregado a ti para honrarte, oh Dios. Purifícame, límpiame, Señor, y líbrame de lo que impida el fluir... Purifícame, límpiame, Señor, y líbrame de lo que impida el fluir, mi Dios, Purifícame, límpiame, Señor, y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor".
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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