INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se
presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y
tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda
justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó
Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios
bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».
Celebramos el Domingo del Bautismo de Jesús. Hoy contemplamos otra manifestación de Jesucristo: La manifestación de Jesús en su Bautismo por Juan Bautista en el río Jordán.
En esta manifestación de Jesús se manifiesta especialmente como el profeta que pone su vida al servicio del proyecto salvador de Dios.
En el Evangelio de este Domingo del Bautismo del Señor leemos el Evangelio según San Mateo (Mt 3,13-17).
Jesús, antes de comenzar su "vida pública", fue bautizado por Juan en el río Jordán. Decía San Agustín que el Señor deseó ser bautizado “para proclamar con su humildad lo que para nosotros era necesidad”.
Jesús de Nazaret es "el Hijo" por excelencia, el que va a manifestar lo que significa la presencia plena del Espíritu, en el que "Dios se complace".
Jesús desde el comienzo vivió siempre para Dios Padre, y con la fuerza de su Espíritu pudo hacer siempre lo que agradaba a su Padre.
Pidamos a Dios especialmente que nos ayude a renovar el gran don de nuestro Bautismo y que acreciente nuestra fe para que pueda ser profesada, celebrada, vivida y orada en esta hora. Amén.
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