INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
27Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. 28Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. 29Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. 30Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna. 31Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. 32Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
Celebramos el Viernes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario.
Haz de hoy el mejor día de tu vida y no desaproveches las oportunidades que te presenta Dios para hacer el bien. ¡Eso sí que es corresponder al amor de Dios y reconocer que “somos salvados”!
En el Evangelio de este Viernes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mc 5,27-32).
Jesús se presenta como superior a Moisés y afirma la necesidad de una renovación interior. Además, nos llama a interpretar nuestra vida desde la perspectiva del Reino de Dios.
Él nos advierte del peligro que siempre nos acecha y nos habla del "adulterio del corazón", invitándonos a una purificación del pensamiento y de nuestras intenciones, y a descubrir el proyecto original del matrimonio, una comunidad de vida y de amor en claves de amor y de indisolubilidad.
Dios mío, purifica nuestros pensamientos
e intenciones; ponnos en los labios y en el corazón la llama encendida del
amor, verdadero baluarte de la familia”. Amén.
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