INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
191Entró
en Jericó e iba atravesando la ciudad. 2En
esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, 3trataba
de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era
pequeño de estatura. 4Corriendo
más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por
allí. 5Jesús,
al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y
baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». 6Él
se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. 7Al
ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un
pecador». 8Pero
Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a
los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». 9Jesús
le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de
Abrahán. 10Porque
el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Celebramos el Domingo de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario.
“La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor" o domingo.
En el Evangelio de este Domingo de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 19,1-10).
Jesús atravesaba la ciudad de Jericó y un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de verle, subido a un sicómoro.
Jesús, rompiendo los condicionamientos sociales y religiosos, se invita a comer a la mesa del publicano.
El encuentro de Zaqueo con Jesús marcará su vida, y se muestra generoso con sus bienes, reconociendo su vida anterior de pecado.
Pidamos especialmente a Dios que nos disponga a escuchar su Palabra: Señor, abre mis ojos y mis oídos a tu palabra. Que sepa leer tu presencia en mi ambiente y escuchar tu voz y medite tus enseñanzas. Despierta mi alma y mi inteligencia para que tu palabra penetre en mi corazón y pueda yo saborearla y comprenderla. Amén.
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