INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
30Se fueron de allí y atravesaron Galilea; no quería que nadie
se enterase, 31porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después
de muerto, a los tres días resucitará». 32Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. 33Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: «¿De
qué discutíais por el camino?». 34Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era
el más importante. 35Se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el
primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». 36Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les
dijo: 37«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a
mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Hoy la Iglesia celebra el Domingo XXV del Tiempo Ordinario.
Cada día amanece para que vida se convierta en una oportunidad para llegar a la perfección, a la madurez humana y al conocimiento pleno de la realidad. Descubre por ti mismo que lo importante no es caerse sino levantarse, no es pecar sino arrepentirse, no es herir sino curar, no es molestar sino pedir perdón.
En el Evangelio del Domingo XXV del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Marcos (Mc 9,30-37).
San Marcos presenta el segundo anuncio de la Pasión, en estrecha relación con la vida fraterna y la resurrección.
Jesús da respuesta a una pregunta y a una discusión permanente: ¿Quién es el más importante? El que quiera ser el primero, que sea vuestro servidor. Servir con generosidad y sin interés. Sólo podemos servir a Dios, sirviendo al hermano. Sólo la humildad y el espíritu de servicio es lo que debe distinguir al cristiano (Mc 9,30-37).
Queremos decirte, Dios mío, que
contra el frío del egoísmo nos des el fuego de la caridad, contra el frío de la
codicia nos des el fuego de la generosidad, contra el frío de la indiferencia
nos des el fuego de la solidaridad, contra el frío de la soledad nos des el
fuego de la acogida...Amén.
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