INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
20No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí
por la palabra de ellos, 21para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti,
que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado. 22Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno,
como nosotros somos uno; 23yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de
modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como
me has amado a mí. 24Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén
conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me
amabas, antes de la fundación del mundo. 25Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he
conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. 26Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para
que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
Celebramos el VII Jueves de Pascua.
Cuando parezca que tu vida se hace añicos y el huracán del vacío se apodere de tu interior... entonces descubre que tu existencia debe de anclarse en la búsqueda de un sentido global con dos alas invisibles, la razón y la fe, y te eleven más allá de ti mismo: hacia Dios.
En el Evangelio de este VII Jueves de Pascua, continuamos leyendo la llamada “oración sacerdotal” de Jesús en la inminencia de la “hora”, el momento histórico salvífico hacia el que converge toda su vida, cuando será glorificado pasando por la pasión y la muerte en actitud de extrema obediencia filial al Padre (Jn 17,20-26).
Jesús pide insistentemente, para todos los creyentes del futuro, dos dones: la unidad y la salvación.
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Amén.
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