Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
26En
el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea
llamada Nazaret, 27a
una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre
de la virgen era María. 28El
ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo». 29Ella
se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era
aquel. 30El
ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31Concebirás
en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Será
grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David,
su padre; 33reinará
sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34Y
María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35El
ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de
Dios. 36También
tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la
que llamaban estéril, 37porque
para Dios nada hay imposible». 38María
contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el
ángel se retiró.
Celebramos hoy el IV Domingo de Adviento. La Navidad se acerca.
En este tiempo mágico de la Navidad todo quiere ser contemplado y admirado, saboreado y asimilado, amado y conquistado desde el Niñito de Belén.
La realidad que no es amada se mantiene callada para el hombre pero cuanto es deshojada y abrazada hasta los hechos más lamentables y terribles para el ser humano cobran un significado especial.
En el Evangelio de este IV Domingo de Adviento leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 1,26-38).
Belén, la ciudad de David, era una aldea pequeña, pero estaba llamada a tener un nombre glorioso.
En ella nacerá un príncipe, que estará revestido de la fuerza de Dios. Reunirá a todos los hijos de David dispersos, establecerá en toda la tierra un reino de paz duradero. Él mismo será la paz personalizada.
La Anunciación del ángel Gabriel a María para ser la Madre del Mesías es un canto a la colaboración humana en el plan de Dios. María, ante la propuesta de Dios para con ella y con la humanidad, en su libertad, acepta dócilmente ser la Madre del Esperado y del Mesías.
Dios, para ser Dios, no necesita del hombre pero si quiere contar con el ser humano para ser el Dios de los hombres.
¡Gracias, Señor, por haber elegido a María y por el Si confiado de María desde la confianza, la disponibilidad y la entrega!
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