Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre
que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos
discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser
el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo:
el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres
comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo,
para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el
que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del
mundo».
Celebramos el III Jueves de Pascua. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, nº 571: “El Misterio Pascual de la Cruz y de la Resurrección de Cristo está en el centro de la Buena Nueva que los apóstoles, y la Iglesia a continuación de ellos, deben anunciar al mundo. El designio salvador de Dios se ha cumplido de “una vez por todas” (Hb 9,26) por la muerte redentora de su Hijo Jesucristo”.
En el Evangelio de este III Jueves de Pascua, continuamos leyendo el capítulo 6 de San Juan, el conocido "Discurso sobre el Pan de Vida".
Jesús es el Pan de Vida, que ha bajado del cielo , y les recuerda que "el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo" (Jn 6,44-51).
Dirijámonos a la Virgen María para que interceda por todas las familias y conocidos con esta oración de San Ireneo: “Oh ternísima Virgen y Madre del Salvador de todos los siglos, a partir de hoy y para siempre, tómame para tu servicio. En adelante, en toda circunstancia, sé mi abogada misericordiosa ; ven sin cesar en mi ayuda. Después de Dios, en efecto, no quiero preferir ya a nadie nada más que a ti, me entrego completamente a ti”.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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