Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda
prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los
discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se
postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de
la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo
ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a
los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y
robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del
gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las
instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta
hoy.
Celebramos el Lunes de la Octava de Pascua.
La pascua es la fiesta principal y más antigua de los cristianos. Es el corazón del año litúrgico. León I la llama la fiesta mayor (festum festorum), y dice que la Navidad se celebra en preparación para la Pascua.
En el Evangelio de hoy en este Lunes de la Octava de Pascua Jesús resucitado se aparece a las mujeres y les llama a ser anunciadores del hecho.
Hay que volver a Galilea y allí se manifestará a sus discípulos. Efectivamente, la resurrección de Jesús se impone con total fuerza y debe reconocer al Resucitado en la vida y las obras del Nazareno (Mt 28,8-15).
Señor Jesús, concédenos la gracia de descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de tu Palabra y en la celebración de la Eucaristía, donde te ofreces a nosotros como alimento cotidiano. Que siempre nos lleve a Ti, Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los hermanos.
Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el desaliento. Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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