INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla
del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al
encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre,
poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas
veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y
destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la
noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se
postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús,
Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu
inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos
muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara
de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda
del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos
en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos
salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se
abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos
echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente
fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que
había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron
espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al
endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía.
Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y
anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la
Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Celebramos el Lunes de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.
Jesús de Nazaret nos recuerda a menudo que la vida es un don que ha sido entregado para ser ofrecido y que la vida no merece vivirse si no es desde el servicio.
En el Evangelio de este Lunes de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según San Marcos (Mc 5,1-20).
Jesús llega a la región de los gerasenos, después de calmar el mar, símbolo de las fuerzas caóticas del mal, y allí tiene un encuentro con un endemoniado de Gerasa.
El encuentro con Jesús, que lo libera de los "espíritus inmundos", lo convierte en una persona libre, y decide "irse con él". Pero Jesús le encomienda ser testimonio en su casa y entre los suyos: "Vete a tu casa, con tus parientes y cuéntales todo lo que te ha hecho el Señor y cómo ha tenido compasión de ti".
Señor nuestro y Dios nuestro ¡Queremos corresponder a tu Amor inmenso y eterno; queremos amarte con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu, con todas nuestras fuerzas. Amén.
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