Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
18Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: 19si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. 20Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; 21pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. 22Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. 23Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Celebramos el Viernes de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la memoria de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres de de la Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.
San Joaquín y Santa Ana fueron grandes a los ojos de Dios por su sencillez y humildad, por su gran fe y porque supieron esperar contra toda esperanza. Joaquín significa “preparación del Señor, trabajo y constancia”. Por su parte, Ana significa “amor y plegaria”.
En el Evangelio de este Viernes XVI del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 13,18-23).
Jesús explica a sus discípulos la parábola del sembrador. Se describen cuatro actitudes frente a la palabra del Reino de Dios: quien recibe la semilla sin comprenderla, sin interesarse por ella; el que recibe la semilla con alegría en el momento, pero luego sucumbe a la primera y fácilmente; quien se deja seducir por el propio interés y no para producir frutos a favor del Reino, y quien escucha, comprende, acoge y produce según sus propias capacidades.
Supliquemos a Dios que lo podamos amar con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos, y tengamos la actitud del que escucha la Palabra y la cumple.
Supliquemos a Dios que no cerremos el corazón a su Palabra y a su Buena Noticia.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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