INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
131Aquel
día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. 2Y acudió a él tanta
gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de
pie en la orilla. 3Les
habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. 4Al sembrar, una parte
cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. 5Otra parte cayó en
terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda
brotó enseguida; 6pero
en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. 7Otra cayó entre
abrojos, que crecieron y la ahogaron. 8Otra cayó en tierra
buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. 9El que tenga oídos,
que oiga».
Celebramos el Miércoles de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario.
Recuerda que una opción decidida por la verdad y la justicia conlleva, la mayor parte de las veces, sufrimiento y críticas; pero solamente este camino generaría el nacimiento de un mundo bueno y justo.
En el Evangelio de este Miércoles XVI del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 13,1-9).
Jesús les habla a sus oyentes en parábolas y les anuncia la parábola del sembrador.
Se describen cuatro actitudes frente a la palabra del Reino de Dios: quien recibe la semilla sin comprenderla, sin interesarse por ella; el que recibe la semilla con alegría en el momento, pero luego sucumbe a la primera y fácilmente; quien se deja seducir por el propio interés y no para producir frutos a favor del Reino, y quien escucha, comprende, acoge y produce según sus propias capacidades.
Supliquemos a Dios que lo podamos amar con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos, y tengamos la actitud del que escucha la Palabra y la cumple. Amén.
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