INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
24Desde
allí fue a la región de Tiro. Entró en una casa procurando pasar desapercibido,
pero no logró ocultarse. 25Una
mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue
a buscarlo y se le echó a los pies. 26La
mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su
hija. 27Él
le dijo: «Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de
los hijos y echárselo a los perritos». 28Pero
ella replicó: «Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las
migajas que tiran los niños». 29Él
le contestó: «Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu
hija». 30Al
llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había
marchado.
Celebramos el Jueves de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario.
San Juan Pablo II, en el Primer encuentro de la juventud católica Suiza que aconteció el 5 y 6 de Junio del 2004, decía: “El Cristianismo es una persona, una presencia, un rostro: Jesús, que da sentido y plenitud a la vida del hombre... No tengáis miedo de encontraros con Jesús...”
En el Evangelio de este Jueves de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según Marcos (Mc 7,24-30).
Jesús emprende una travesía hasta la región de Tirio y Sidón, ubicadas al norte, fuera de Palestina, territorios del Líbano.
En una casa, Jesús acoge a una extranjera, una sirofenicia, que le pide que expulsara de su hija un espíritu inmundo. Y es acogida y alabada precisamente por su fe y se hace merecedora de participar en el banquete que Jesús ofrece.
Nos sorprende el coraje, la perseverancia y la fe de esta mujer extranjera, que nos ayuda a nosotros a suplicar en este día la fe.
Señor, aumenta mi fe. Aumenta mi fe para aumentar mi confianza. Aumenta mi confianza y aumentará mi abandono. Aumenta mi abandono y aumentará mi Amor. Amén.
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