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viernes, 19 de abril de 2024

LOS RELATOS DE LA CREACIÓN SEGÚN EL LIBRO DEL GÉNESIS.

LOS RELATOS DE LA CREACIÓN SEGÚN EL LIBRO DEL GÉNESIS. 






                   INTRODUCCIÓN AL BLOG


Gracias por entrar a este Blog: "Sácianos de tu Palabra". Comentario al Evangelio del día realizado por el sacerdote Francisco Baena Calvo. Evangelio del día + breve explicación en un minuto. La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra. ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.




     INTRODUCCIÓN A LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA




    “La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles. ” (DEI VERBUM 21)

       


          




  LOS RELATOS DE LA CREACIÓN SEGÚN EL LIBRO DEL GÉNESIS. 




LECTURA CREYENTE DE LA REALIDAD:

     La Biblia da respuesta a unas de las cuestiones existenciales fundamentales del ser humano desde siempre: ¿de dónde procede  todo lo que existe?, ¿cómo ha surgido el ser humano?...

     Muchas personas encuentran dificultades para afrontar la lectura de los relatos del Génesis. Algunos rechazan estos relatos como míticos y totalmente superados por los conocimientos científicos.

    Hay que tener en cuenta que los capítulos primeros de la Biblia no pretenden darnos una interpretación científica del origen del mundo y del ser humano, sino dar una interpretación religiosa: ante el hecho -que constata con sus propios ojos- de todo lo que existe, el autor sagrado simplemente afirma que todo eso ha tenido un comienzo absoluto y que ese comienzo se debe a la intervención libre y gratuita de Dios que ha hecho surgir con su sola palabra absolutamente todo lo que existe.

    El autor sagrado no entra a explicar el cómo han surgido las cosas -eso será precisamente la competencia de la ciencia-, sino que, iluminado por Dios, afirma desde la fe la verdad religiosa fundamental de que todo ha sido creado por Dios.

I.-DOS RELATOS DE LA CREACIÓN EN EL GÉNESIS. 

     El libro del Génesis comienza con dos relatos de la creación:                       

1.-Gén 1,1-2,4ª (Tradición Sacerdotal-P).     

2.-Gén 2,4b-25 (Tradición Yahvista-Y).

I.-EL RELATO DE LA CREACIÓN SEGÚN LA TRADICIÓN SACERDOTAL.

   El primero (1, 1-2,4a) pertenece a la tradición sacerdotal. Tiene un sentido DIDÁCTICO-RELIGIOSO; si está colocado en primer lugar es porque así se respeta el orden cronológico, ya que describe la creación del universo que culminará en la creación del hombre.                                                                   Fue redactado probablemente en el siglo VI antes de Cristo, cuando el pueblo hebreo está en el destierro de Babilonia, y con gran sobriedad presenta el hecho de la Creación dentro del esquema litúrgico de la semana.

TEXTO BÍBLICO: Gén 1,1-2-4.

11Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. 3Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. 4Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. 5Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. 6Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas». 7E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. 8Llamó Dios al firmamento «cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. 9Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco». Y así fue. 10Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar». Y vio Dios que era bueno. 11Dijo Dios: «Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra». Y así fue. 12La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. 13Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. 14Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, 15y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra». Y así fue. 16E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. 17Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, 18para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. 19Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. 20Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo». 21Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. 22Luego los bendijo Dios, diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra». 23Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto. 24Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies». Y así fue. 25E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno. 26Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». 27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. 28Dios los bendijo; y les dijo Dios: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra». 29Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. 30Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira». Y así fue. 31Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.

21Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. 2Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó. 4Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.

APUNTES PARA COMPRENDER EL TEXTO:

      El texto subraya un gran mensaje religioso contenido en sus líneas:       

  1.1.Dios ha creado todo cuanto existe. El relato lo dice con un estilo y un lenguaje típicamente semitas: por un lado ya la expresión «los cielos y la tierra» es indicado­ra de totali­dad. 

  1.2. Nada queda fuera de la mano creadora de Dios: enumerar todas las criaturas, todos los seres que pueblan el universo creado: peces, aves, fieras salvajes.   

   1.3.Se subraya la Omnipotencia de Dios que crea todo con su sólo palabra: «Dijo Dios ... y así fue»

     Dios no crea con esfuerzo; basta su sola palabra para que todo venga a la existencia. Como comentará el Salmo 33: «El lo dijo y existió, él lo mandó y surgió» (v. 49).

    1.4. Se subraya la bondad y la hermosura de todo los creado:«vio Dios que era bueno».

     El Creador se complace en la obra de sus manos. A los ojos del Creador -y por tanto realmente- todo lo creado es bueno.  

    Ello también se refleja en el orden y armonía del universo: separa­ción de luz y tinieblas, ornamentación de la bóveda celeste, etc. Dios ha hecho todo con sabiduría: las plantas están dotadas de semilla, los animales de fecundidad...

    1.5. Dentro del conjunto de la creación el hombre ocupa un lugar destacado: la creación del hombre y de la mujer viene en último lugar, como culminando toda la obra creadora; al ser humano se le encomienda someter y dominar la creación porque toda ella está a su servicio; si todo lo creado es bueno, Dios se complace en el ser humano como «muy bueno»; creado como fruto de una «deliberación» de Dios, de un designio suyo, el hombre y la mujer son ante todo «imagen y semejanza» de Dios: a diferencia de las demás criaturas, inanimadas, el hombre, como ser personal puede entrar en relación y en diálogo con su Creador.

   1.6. Se resalta la grandeza y la soberanía de Dios: es único, anterior y superior a todo los creado, trascendente. 

     A diferencia de los dioses babilónicos, que se desprendían del caos, Dios es preexistente; a diferencia de los asirios, que divinizaban al sol, la luna y las estrellas, el relato bíblico los presenta como criaturas de Dios.

    1.7. Todo el relato de la creación es como un poema litúrgico: Todo el universo creado es como un inmenso templo para la gloria del Creador.

     A imitación de Dios el hombre deberá trabajar seis días y descansar el séptimo: todo su trabajo está orientado al sábado, es decir, a la glorificación de Dios.

    El propósito sería también reforzar la idea del sábado como día sagrado de descanso, además por supuesto de dejar claro que toda la creación, incluido el hombre, son obra de Dios. 

  El israelita, a imitación de Dios, debe santificar con el descanso el día del Sábado.

II.-EL RELATO DE LA CREACIÓN SEGÚN LA TRADICIÓN YAHVISTA. 

      El segundo de ellos (2, 4b-25), pertenece a la tradición yahvista (Y), escrita a mediados del siglo X a. C, producto de las reflexiones de unos sabios de la corte del rey Salomón. y el  relato se centra en la creación del hombre y continúa con la narración del pecado.    

   En un tiempo de tranquilidad y prosperidad, superado la etapa nómada, el pueblo se interroga sobre los grandes enigmas de la vida: la existencia, el dolor, el mal.        

    Si en el relato anterior se subrayaba la trascendencia de Dios, que creaba con su sola palabra, aquí se subraya su cercanía  y su intervención directa: el Creador aparece bajo la imagen del alfarero; lo mismo que este va modelando sus vasijas, con delicadeza, sin prisas, una por una, Dios forma a cada uno de los hombres con una intervención única y especial (cf. Jer 18,2-6; Is 6,4-7).

TEXTO BÍBLICO: Gén 1,1-2-4.     

 4Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados. El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, 5no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; 6pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. 7Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo. 8Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. 9El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal. 10En Edén nacía un río que regaba el jardín, y allí se dividía en cuatro brazos: 11el primero se llama Pisón; rodea toda la tierra de Javilá, donde hay oro. 12El oro de este país es bueno; allí hay también bedelio y lapislázuli. 13El segundo río se llama Guijón; rodea toda la tierra de Cus. 14El tercero se llama Tigris y corre al este de Asiria. El cuarto es el Éufrates. 15El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara. 16El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles del jardín, 17pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir». 18El Señor Dios se dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude». 19Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera. 20Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase. 21Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne. 22Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán. 23Adán dijo: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón». 24Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. 25Los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.

APUNTES PARA COMPRENDER EL TEXTO:       

  2.1. En esta narración destaca el hecho de que el ser humano es colocado en el paraíso; un auténtico oasis en medio del desierto, con abundantes ríos y árboles hermosos; ahí el hombre es colocado como jardinero, para que lo cultive y lo guarde.

     Esta situa­ción paradisíaca subraya la armonía profunda en que vive el hombre; armonía con Dios, que le cuida y con el que está en relación amistosa; armonía consigo mismo, lleno de inocencia, de felicidad y de paz; armonía con su mujer, sin vergüenza de ningún tipo; armonía con la creación que le sirve y le proporciona alimento...    

   A la inversa del relato sacerdotal, que tiene un estilo monótono, este relato tiene un estilo vivo y lleno de colorido, sirviéndose de mitos o símbolos, en muchos casos tomados de las culturas circundantes, aunque purificándolos de su carácter POLITEÍSTA.

       2.2.El hombre es hecho de barro, de polvo del suelo, lo que subraya su condición corporal, material, su condición caduca y mortal; pero a la vez Dios «insufló en sus narices aliento de vida»: con ello nos da a entender que, si Dios le infunde su propio aliento, en el hombre hay algo «divino»; eso explica que el hombre esté hecho para Dios, que tienda a Dios, y que viva en relación de total dependencia respecto de Él.  

    2.3. Este relato se centra en la creación del hombre y de la mujer. Ya en el primer relato aparecía cómo Dios les constituye varón y hembra, los bendice con el don de la fecundidad y les da el mandato de transmitir la vida.   

  -Los dos sexos provienen de Dios, que modela el barro para formar al hombre y «trabaja» la costilla para formar la mujer; también esta es fruto de una intervención directa y personal del Creador. 

  -Igualdad entre hombre y mujer (hombre-hembra): los dos están hechos de la misma «materia». («hueso de mis huesos y carne de mi carne»).   

  -Llamados a ser una sola carne: el grito de júbilo de Adán indica que por fin ha encontrado una ayuda adecuada, esponsal; la palabra «carne» indica en la Biblia la persona entera bajo el aspecto corporal; y «ser una sola carne» significa ser una sola persona, un solo ser, e incluye la unión de mente y corazón, de voluntades y sentimientos en un proyecto de vida común; la unión de los cuerpos tiene sentido y valor como signo y expre­sión de esta unión más profunda e interior. 

   -Bondad del cuerpo y de la sexualidad: la expresión «estaban desnudos ... pero no se avergonzaban» (v.25) apunta a un estado de inocencia en que sin malicia y con mirada limpia nada entorpece la relación entre las personas tal como Dios las ha creado; será el desorden del pecado el que introduzca la malicia en toda esta realidad (cf. Gen 3).



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