INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
35Aquel día, al atardecer, les dice Jesús: «Vamos a la otra
orilla». 36Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba;
otras barcas lo acompañaban. 37Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la
barca hasta casi llenarla de agua. 38Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo
despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». 39Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio,
enmudece!». El viento cesó y vino una gran calma. 40Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». 41Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién
es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».
Hoy celebramos el Domingo XII del Tiempo Ordinario.
Comprendemos que en los orígenes del Cristianismo tenemos una experiencia muy precisa, la experiencia de unos hombres, muchos de ellos marginados y alejados de la Ley, pescadores y recaudadores de impuestos, cuyos pasos se convirtieron en un encuentro gozoso con el Misterio. Y en medio de sus afanes escucharon una voz que les gritaba: "¡Ven y sígueme!"
En este Domingo XII del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Marcos (Mc 4,35-40).
El evangelio de San Marcos nos presenta una travesía marina, verdadero símbolo de la aventura humana. Y destaca la tranquilidad y serenidad de Jesús, en contraste con el miedo de los suyos. Se pone de relieve que elwp poder de Jesús no es sólo capacidad de dominar el mundo exterior, sino también del dominio interior de todas las fuerzas profundas que agitan el corazón humano.
La barca representa a la Iglesia, a la que continuamente Jesús nos grita, en medio de las olas, que representan las dificultades y retos que tiene la comunidad cristiana en la historia: ¿Por qué sois tan cobardes?, ¿Aún no tenéis fe?.
¡Oh, Señor, ayúdanos a no tener miedo y confiar plenamente en tu presencia en medio de nosotros, a pesar de las dificultades. Amén!
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