INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
29Estaba
la gente apiñándose alrededor de él y se puso a decirles: «Esta generación es
una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el
signo de Jonás. 30Pues
como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo
del hombre para esta generación. 31La
reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y
hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para
escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. 32Los
hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la
condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay
uno que es más que Jonás.
Celebramos el Lunes de la Vigésimo Octava Semana del Tiempo Ordinario.
¡Seremos reengendrados en la caridad cuando descubramos que Dios nos pide descubrirlo entre los pobres.
Recuerda que una opción decidida por la verdad y la justicia conlleva, la mayor parte de las veces, sufrimiento y críticas; pero solamente este camino generaría el nacimiento de un mundo bueno y justo.
En el Evangelio de este Lunes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 11,29-32).
Los enemigos de Jesús andan pidiendo una señal que les obligue a creer. La señal que dará Jesús es la predicación de la bondad y de la misericordia de Dios con los pecadores, como hizo el profeta Jonás con los ninivitas.
Desde la confianza profunda en Dios, supliquemos que se haga la voluntad de Dios en nosotros y en el mundo entero, y al mismo tiempo nos abramos a la predicación del Evangelio para comprender el amor de Dios para con nosotros. Amén.
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