Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y
creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo
habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un
lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también
vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas,
¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús responde:«Yo soy el camino y la verdad y
la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Celebramos el IV Viernes de Pascua.
Cada día amanece para que vida se convierta en una oportunidad para llegar a la perfección, a la madurez humana y al conocimiento pleno de la realidad. Descubre por ti mismo que lo importante no es caerse sino levantarse, no es pecar sino arrepentirse, no es herir sino curar, no es molestar sino pedir perdón.
En el Evangelio de este IV Viernes de Pascua, Jesús y sus discípulos están en la última cena.
Jesús dice una y otra vez “Tened confianza y amad”. Jesús hace confidencias respecto a su relación con el Padre. Y les advierte a sus discípulos que no tiemble su corazón porque en la casa de su Padre hay muchas estancias, y volverá para que donde esté Jesús, estén también sus seguidores.
Jesús se revela a Tomás, y a los demás discípulos, como el camino, la verdad y la vida. Reconociendo que nadie va al Padre, sino por él. (Jn 14,1-6).
Pedimos especialmente hoy a Dios por todos los enfermos y por los cuidadores de enfermos. Pedimos por los que sufren sin esperanza. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).

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