INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
11Entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando
todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce. 12Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. 13Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si
encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de
higos. 14Entonces le dijo: «Nunca jamás coma nadie frutos de ti». Los
discípulos lo oyeron. 15Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a
echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los
cambistas y los puestos de los que vendían palomas. 16Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo. 17Y los instruía diciendo: «¿No está escrito: “Mi casa será
casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros en cambio la habéis
convertido en cueva de bandidos». 18Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le
tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera
de acabar con él. 19Cuando atardeció, salieron de la ciudad. 20A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. 21Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: «Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado». 22Jesús contestó: «Tened fe en Dios. 23En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y
arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que
dice, lo obtendrá. 24Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que
os lo han concedido y lo obtendréis. 25Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra
otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas»
Celebramos el VIII Viernes del Tiempo Ordinario. El cristiano sabe bien de quien se ha fiado y sabe que su misión principal es hacer posible el “Proyecto del Reino de Dios”, es decir, colaborar con el proyecto de felicidad y de salvación que Dios tiene para el mundo y para la humanidad.
En el Evangelio de este Viernes de la Octava Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 11,11-25).
Jesús ha llegado a Jerusalén y ha hecho su entrada mesiánica como rey humilde en un pollino. Y ahora, realiza una acción simbólica en torno a una higuera estéril y, otra acción, no menos simbólica y valiente, arrojando a los mercaderes del Templo.
La higuera no tenía frutos. No era tiempo de higos o ya se le habían gastado. Jesús, con todo, se queja de esa esterilidad. En efecto, al día siguiente, la higuera se había secado.
Si Jesús hizo este gesto es porque apuntaba a otra clase de esterilidad: es el pueblo de Israel, sobre todo sus dirigentes, el árbol que no da los frutos que Dios pedía. Israel ha fracasado. Israel es la higuera seca.
Pidamos a Dios que nos ayude a cumplir su santa voluntad y demos frutos que siempre permanezcan, frutos de amor. Amén.
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