INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
3Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no
cogieron nada. 4Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla;
pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos
contestaron: «No». 6Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y
encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. 7Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el
Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la
túnica y se echó al agua. 8Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no
distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los
peces. 9Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto
encima y pan. 10Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». 11Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la
red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no
se rompió la red. 12Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos
se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. 13Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el
pescado. 14Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los
discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Celebramos el Viernes de la Octava de Pascua.
San Basilio de Seleucida, en el siglo V, decía que “Cristo con su resurrección de entre los muertos ha hecho de la vida de los hombres una fiesta. Los ha colmado de gozo al hacerles vivir no ya un vida terrestre sino una vida celestial”.
En el Evangelio en este Viernes de la Octava de Pascua Jesús resucitado se manifiesta vivo a sus apóstoles a orillas del lago de Tiberíades. Jesús resucitado les invita a no tener miedo y a superar la duda, porque comparte su presencia y come con ellos (Jn 21,1-14).
Los discípulos forman una comunidad abierta a la humanidad entera.
La pesca es figura de la misión, la universalidad de la misión. Una misión especial que se le encomienda a Pedro, el de las tres negaciones: será por fin capaz de hacerse siervo hasta la entrega total de sí mismo.
Pidamos por la unión de las Iglesia y por todos los cristianos perseguidos. Amén.
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