Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
27Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví,
sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». 28Él,
dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 29Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y
estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. 30Y
murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». 31Jesús les
respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. 32No he
venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Hoy celebramos el Sábado después del Miércoles de Ceniza.
El Papa Francisco nos decía que "La Cuaresma es un tiempo oportuno para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular, la eucaristía. En ella, nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones".
En el Evangelio de este Sábado después del Miércoles de Ceniza leemos el Evangelio según San Lucas (Lc 5,27-32).
Jesús llama para seguirle a un recaudador de impuestos, grupo despreciado. Y, frente a la reacción que provoca entre los que creen mejores que los demás y menosprecian este gesto, les recuerda que “No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores”.
El banquete en la casa de Leví, es transgresión de la ley de la pureza con la que Israel protegía su identidad judía. Sin embargo Jesús y la comunidad discipular parece hallarse muy bien allí. Se rompe con las estructuras de exclusión y se instaura una mesa para la inclusión. Esta es la conversión de Leví.
Pidamos especialmente en este día la capacidad de servicio y un corazón grande para amar. Amén.
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