Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la
montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz
en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que
has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la
humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas
con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a
los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y
su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y
después volvió a su casa.
Hoy la Iglesia celebra la Festividad de la Asunción de la Virgen María, una de las fiestas más populares e importantes de la devoción a María.
María ha subido en cuerpo y alma a la Gloria de Dios. Ha llegado, como Jesús, a la perfección y ha alcanzado la meta a la que nosotros aspiramos y nos encaminamos.
En el Evangelio de esta Solemnidad leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 1,39-56).
María, poco después de recibir el anuncio de que iba a ser madre del Mesías, se pone en camino a la montaña y va en busca de Isabel, embarazada de Juan, el Bautista. Y al ser llamada “dichosos tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”, estalla de gozo y proclama la grandeza de Dios, y recuerda todo el proyecto de Dios de liberación y salvación para la humanidad.
“María, Hija de Israel, tú has proclamado la misericordia ofrecida a los hombres, de edad en edad, por el amor misericordioso del Padre…María, presente en medio de los discípulos, tú haces cercano a nosotros el amor vivificante de tu Hijo resucitado” (San Juan Pablo II).
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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