Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
15Después
de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos». 16Por
segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí,
Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». 17Por tercera vez le pregunta: «Simón,
hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por
tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes
que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. 18En verdad, en verdad te digo: cuando
eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo,
extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». 19Esto dijo aludiendo a la muerte con que
iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
Celebramos el VII Viernes de Pascua. Cuando parezca que tu vida se hace añicos y el huracán del vacío se apodere de tu interior... entonces descubre que tu existencia debe de anclarse en la búsqueda de un sentido global con dos alas invisibles, la razón y la fe, y te eleven más allá de ti mismo: hacia Dios.
En este VII Viernes de Pascua leemos el Evangelio de san Juan. Jesús trata de delinear el papel de Pedro en la comunidad cristiana.
Jesús le llama a un oficio particular: “apacienta a mis corderos”, “pastorea y apacienta a mis ovejas”, prolongando de esta manera la misión del Buen Pastor que Jesús mismo había vivido. Pero antes le exige, como condición indispensable, una confesión de amor, que subsana del todo la triple negación que había hecho en otro tiempo (Jn 21,15-19).
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
LIBROS DE FRANCISCO BAENA CALVO EN BUBOK
CANAL DE FRANCISCO BAENA CALVO EN YOUTUBE