Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
Padre santo,
guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como
nosotros. 12Cuando
estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los
custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se
cumpliera la Escritura. 13Ahora
voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría
cumplida. 14Yo
les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. 15No
ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. 16No son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo. 17Santifícalos
en la verdad: tu palabra es verdad. 18Como
tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. 19Y por ellos yo me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad.
Celebramos el VII Miércoles de Pascua. Jesús de Nazaret nos insiste: “COMO EL PADRE ME AMÓ YO OS HE AMADO. PERMANECED EN MI AMOR".
Permanezcamos siempre en el Amor de Jesús y daremos frutos de amor en nuestra vida, eliminando todo aquello que nos estorba.
En el Evangelio de este VII Miércoles de Pascua, continuamos leyendo la llamada “oración sacerdotal” de Jesús en la inminencia de la “hora”, el momento histórico salvífico hacia el que converge toda su vida, cuando será glorificado pasando por la pasión y la muerte en actitud de extrema obediencia filial al Padre (Jn 17,11b-19).
Jesús pide insistentemente la defensa y la guardia de los discípulos, metidos de lleno en los embates del mundo hostil, para que conserven la integridad de la de la fe y sean santificados en la verdad.
Supliquemos la ayuda necesaria del cielo para ir y anunciar el Evangelio: “Señor, recibe nuestros miedos y transfórmalos en confianza.... Amén”.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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