INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retirá a Galilea.
Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de
Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de
muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar
diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los
cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos
hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el
mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de
hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a
Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca
repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y
lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus
sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
Hoy la Iglesia celebra el Domingo III del Tiempo Ordinario.
“La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor" o domingo. Vivamos con intensidad el Día del Señor.
En el Evangelio del Domingo III del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Mateo (Mt 4,12-23).
Juan Bautista ha sido encarcelado y en la tierra de Galilea, tierra de mezcla de razas y despreciada por los judíos del Sur, será anunciada la Buena Noticia del Mesías esperado.
Jesús nos llama continuamente a seguirle y a estar con Él como hizo con los primeros discípulos: Pedro y su hermano Andrés; Santiago y Juan, hijos del Zebedeo. También resuena en nuestra asamblea la misma voz que resonó en aquellos discípulos: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Oramos especialmente en este día por la Unidad de todos los cristianos.
Pidamos a Dios que nos conceda el don de la unidad a todos los cristianos.
Trabajemos por la unidad de los cristianos y por la comunión de las Iglesias cristianas. Amén.
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