Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
231Entonces
Jesús habló a la gente y a sus discípulos, 2diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: 3haced
y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos
dicen, pero no hacen. 4Lían
fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están
dispuestos a mover un dedo para empujar. 5Todo
lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan
las orlas del manto; 6les
gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las
sinagogas; 7que
les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame rabbí. 8Vosotros,
en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y
todos vosotros sois hermanos. 9Y
no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro
Padre, el del cielo. 10No
os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. 11El
primero entre vosotros será vuestro servidor. 12El
que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Celebramos el Sábado de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la memoria de Santa Rosa de Lima.
Un joven preguntó a un sacerdote: “¿Podría darme una fórmula para saber cómo anda mi cristianismo?” El sacerdote meditó unos minutos y le respondió: “¿Una fórmula? La mejor manera de averiguar cómo anda tu cristianismo es descubrir si tu vida entera cabe en el Padrenuestro. ¡No olvides que el Padrenuestro es una oración para vivir, una oración para confiar!
En el Evangelio de este Sábado de la XX Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 22,34-40).
Un fariseo le pregunta a Jesús una pregunta con intención de ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”.
Jesús responde: Amarás a Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Y el segundo es semejante a él: Amará a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
Pidamos a Dios que nos conceda amarle con todas nuestras fuerzas y al prójimo como a nosotros mismos.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).

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