INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
31Dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino
del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. 32Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar;
y le piden que le imponga la mano. 33Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en
los oídos y con la saliva le tocó la lengua. 34Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: Effetá (esto es,
«ábrete»). 35Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba
de la lengua y hablaba correctamente. 36Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se
lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. 37Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien:
hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Celebramos el Domingo de la Vigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la memoria de Santa Teresa de Calcuta.
“La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor" o domingo. Vivamos con intensidad el Día del Señor.
En el Evangelio de este Domingo de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 7,31-37).
San Marcos nos presenta la curación del sordo que apenas puede habla en las regiones de Tiro y Sidón, zonas limítrofes de Palestina.
El mensaje evangélico tiene una dimensión catequética: Jesús inicia en todo el que cree una acción liberadora y un proceso de recuperación del oído y de la lengua para poder entrar en comunión con Dios y los hombres, y para ser testigos.
La comunidad cristiana primera veía en este milagro de Jesús un signo del Bautismo y de la Confirmación: Jesús impone las manos, recupera el oído y la lengua para poder entrar en comunión con Dios y con los hombres, y para ser testigos, agregándolo a la comunidad.
Señor. Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba.... Amén.
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