INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
15Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a
solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. 16Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo
el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. 17Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso
ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. 18En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará
atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en
los cielos. 19Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo
en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. 20Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos».
Celebramos el Miércoles de la Décimo Novena Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la memoria de San Maximiliano Mª Kolbe.
El mayor de nuestros sueños e ideales debe ser la solidaridad, “la determinación firme y perseverante de trabajar por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, porque todos somos responsables de todos” (Sollicitudo Rei Socialis, 38).
En el Evangelio de este Miércoles de la XIX Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 18,15-20).
Jesús enseña a sus discípulos que deben realizar la corrección fraterna sin descanso y desde la perspectiva de la sabiduría de Dios y en clave comunitaria.
Además, la corrección hay que hacerla desde la compasión, la misericordia y desde la mirada de Dios, que coge nuestras heridas y las hace suyas.
Pidamos a Dios que nos enseñe a aprender a amar y ser humildes. Pidamos a Dios que le reconozcamos en la vida y en las múltiples dificultades diarias.
Pidamos por todas las familias y los más necesitados de nuestra sociedad. Amén.
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