INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
9Y
yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os
falte, os reciban en las moradas eternas. 10El
que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo
poco, también en lo mucho es injusto. 11Pues,
si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la
verdadera? 12Si
no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? 13Ningún
siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero». 14Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando
todo esto y se burlaban de él. 15Y les dijo: «Vosotros os las dais de justos delante de los
hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los
hombres es abominable ante Dios.
Celebramos el Sábado de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario .
La oración es necesaria en la búsqueda del Todopoderoso y es la expresión más íntima del creyente que reconoce el amor y la misericordia de Dios en su vida.
Cuando una persona creyente es capaz de reconocer su pequeñez y su miseria, su pecado y su debilidad, entonces se está abriendo de par en par al “océano maravilloso del Creador”.
En el Evangelio de este Sábado de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 16,9-15).
Jesús anima a sus discípulos a ser buenos administradores de los bienes (materiales y espirituales) que se les ha confiado. Jesús advierte de la necesidad de elegir entre la sumisión al dinero, que se puede convertir en un ídolo, y la sumisión a Dios.
“Señor Jesús, quiero ser una vidriera para dejar traspasar tu luz y tu presencia en mis ambientes, no siempre favorables a tu oferta y a tu proyecto.
¡Señor mío, purifica mi mente, limpia mi lengua, sana mis sentimientos y hazme tuyo!
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