Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
16Fue
a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre
los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. 17Le
entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje
donde estaba escrito: 18«El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a
evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los
ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; 19a
proclamar el año de gracia del Señor». 20Y,
enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la
sinagoga tenía los ojos clavados en él. 21Y
él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de
oír». 22Y
todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que
salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». 23Pero
Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”,
haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en
Cafarnaún». 24Y
añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. 25Puedo
aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando
estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo
el país; 26sin
embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en
el territorio de Sidón. 27Y
muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo,
ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». 28Al
oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos 29y,
levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del
monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de
despeñarlo. 30Pero
Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Celebramos el Lunes de la Vigésimo Segunda Semana del Tiempo Ordinario.
La vida cristiana, en el fondo, crecerá en su esencia si amamos, vivimos e imitamos a Jesús, anunciado y testimoniado en la Iglesia, proclamado y continuado en la historia y la realidad del mundo.
En el Evangelio de este Lunes de la XXII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 4,16-30).
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y leyó el pasaje del profeta Isaías: “El Espíritu del señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor”. Y, después de este anuncio mesiánico, sentencia: “Hoy se cumplen esta Escritura que acabáis de oír”.
Esta autoproclamación como el Ungido y el Mesías, indigna y escandaliza a los oyentes.
Pidamos a Dios que nos ayude a hacer nuestro este proyecto de salvación y este programa liberador de Jesús en nuestra vida.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).

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