Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos:
"No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor."
Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de
Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la
ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o
negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no".
Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»
Celebramos el Sábado de la Décima Semana del Tiempo Ordinario.
La persona cristiana sabe bien de quien se ha fiado y sabe que su misión principal es hacer posible el “Proyecto del Reino de Dios”, es decir, colaborar con el proyecto de felicidad y de salvación que Dios tiene para el mundo y para la humanidad.
En el Evangelio de este Sábado de la Décima Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 5,33-37).
La autenticidad y la sinceridad de las palabras, la rectitud de la intención y de corazón deben de ser herramientas más en uso, y Jesús nos advierte que Dios no necesita de nuestros juramentos como antesala a nuestras obras.
Jesús nos invita a purificar nuestro lenguaje y nuestras intenciones para crecer en el seguimiento e interpretar nuestra vida desde la perspectiva del Reino de Dios.
¡Señor mío, ayúdanos a analizar nuestras relaciones y descubrir si nuestros comentarios pasan por la verdad, la bondad y la necesidad. Ayúdanos a purificar nuestro lenguaje y nuestras intenciones!
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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