Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
12Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con
ellas por ahora; 13cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la
verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye
y os comunicará lo que está por venir. 14Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo
anunciará. 15Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que
recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará.

Celebramos el VI Miércoles de Pascua.
La Virgen María es la Madre de Cristo, "el Verbo Encarnado". Ella está llena del Espíritu Santo y nos presenta la verdadera acción de Dios para el mundo. Ella experimenta la salvación, la reconciliación y la penitencia, auténticos dones de Dios Padre por medio de su Espíritu.
En el Evangelio de este VI Miércoles de Pascua, Jesús promete a los suyos el Espíritu Santo, el Defensor (Jn 16,12-15).
El Espíritu Santo será el maestro interior que nos guiará hasta la verdad plena.
El Espíritu Santo inaugurará un tiempo nuevo, favoreciendo una profundización más plena del Misterio de Jesús.
El Espíritu Santo trabajará en lo más íntimo de nuestros corazones, para que los discípulos sepan comprender el mensaje que Jesús les transmite. Sin él, es imposible esta comprensión.
Oramos
al Espíritu Santo para que nos ayude a vivir con intensidad el Evangelio y
podamos tener las actitudes de María. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).

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