Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
151Yo
soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. 2A todo sarmiento que
no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más
fruto. 3Vosotros
ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; 4permaneced en mí, y
yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en
la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5Yo soy la vid,
vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto
abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. 6Al que no permanece
en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los
echan al fuego, y arden. 7Si
permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis,
y se realizará. 8Con
esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos.
Celebramos el V Miércoles de Pascua.
Muchas personas han hecho del amor, la ayuda y la entrega a los demás la razón vital de su vida, y en esta donación han encontrado respuesta a sus aspiraciones más profundas y a su deseo de ser felices.
En el Evangelio de este V Miércoles de Pascua, Jesús utiliza la imagen de la viña para transmitir un mensaje de comunión y de unión. Vinculados a Dios por el amor, los apóstoles darán fruto. Serán los amigos de Jesús y llevarán a cabo la obra que les ha confiado, difundirán el amor entre todas las personas (Jn 15,1-8).
Nosotros somos invitados a permanecer en Cristo, como los sarmientos a la vid. Sabiendo que “lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mi”.
¡Cristo, a quienes somos cobardes, danos tu valentía; a quienes somos hipócritas, danos tu sinceridad; a quienes somos egoístas, danos tu entrega; a quienes somos insensibles, danos tu vivencia; a quienes no sabemos amar, préstanos tu corazón!
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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