INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
27En cambio, a vosotros los que me escucháis os digo: amad a
vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, 28bendecid a los que os maldicen, orad por los que os
calumnian. 29Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te
quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. 30A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo
reclames. 31Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. 32Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También
los pecadores aman a los que los aman. 33Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito
tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. 34Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué
mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención
de cobrárselo. 35Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y
prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. 36Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. 37No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados; 38dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
Celebramos el Jueves de la Vigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario.
Hoy la Iglesia celebra la fiesta del Santísimo nombre de María.
La fiesta hace referencia a los ocho días después del nacimiento de la Virgen, en el cual sus padres le impusieron el Nombre.
Se autorizó la celebración de esta fiesta por primera vez en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.
En el Evangelio de este Jueves de la XXIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 6,27-38).
Jesús enseña en qué consiste la buena noticia del Reino. Se funda en la generosidad total, que trasciende todo egoísmo, y las relaciones fraternas se extienden hasta incluir a los enemigos.
Jesús pide tener amor a quienes nos detestan y quisieran hacernos daño. Este amor universal es la aplicación de las bienaventuranzas, es decir, el programa de Jesús llevado a su realización. La violencia queda desarmada con la generosidad.
Este amor hacia los enemigos y hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio es el reflejo del amor del Padre que “es bueno con los ingratos y los perversos”.
Pidamos a Dios
que nos conceda cumplir su voluntad y ser capaces de vivir el Evangelio en
nuestros ambientes. Amén.
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