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sábado, 23 de marzo de 2024

VIERNES SANTO-CICLO B. 29-03-2024.


     VIERNES SANTO-CICLO B. 29-03-2024.









                   INTRODUCCIÓN AL BLOG


      Gracias por entrar a este Blog: "Sácianos de tu Palabra". Comentario al Evangelio del día realizado por el sacerdote Francisco Baena Calvo. 
    Evangelio del día + breve explicación en un minuto. 
  La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
  ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.




     INTRODUCCIÓN A LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA








    “La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia. Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Sagrada Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que, inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los Profetas y de los Apóstoles. ” (DEI VERBUM 21)

    

       

         CONSIGUE LA SAGRADA BIBLIA 
            VERSIÓN OFICIAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA. 





          La edición popular de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española, ofrece el mismo texto bíblico en su integridad que la edición típica que vio la luz en diciembre de 2010, pero en un formato reducido, con introducciones más breves y con menos notas. 
         Es la traducción de la Biblia que se empleará en la liturgia, los catecismos y los manuales para la enseñanza de la religión en la escuela. 
      Era necesario facilitarla a las parroquias, colegios, asociaciones, movimientos y, en general, a todos los centros de actividad pastoral, de modo que resulte accesible a todas las economías. 
     La difusión de este instrumento común de referencia para el uso de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia, merecía una oferta especial como esta. Así será más fácil poner la Sagrada Biblia en manos de todos los niños y jóvenes que se inician en la fe, y también de todos los fieles adultos, que han de nutrir su vida cristiana en la Escritura santa. 
     Es el deseo de los obispos, que encomiendan este proyecto a la intercesión de la Santísima Virgen, la Madre del Verbo de Dios encarnado, del que da testimonio la Biblia entera.





          



La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).


          

VIERNES SANTO-CICLO B. 29-03-2024.

















EVANGELIO DEL DÍA:    PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN (Jn 18,1-19,42)


181Después de decir esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. 2Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. 3Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. 4Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?». 5Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. 6Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. 7Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». 8Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos». 9Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». 10Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. 11Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». 12La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron 13y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; 14Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». 15Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, 16mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. 17La criada portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy». 18Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. 19El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. 21¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho». 22Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?». 23Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?». 24Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. 25Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». Él lo negó, diciendo: «No lo soy». 26Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo en el huerto con él?». 27Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. 28Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. 29Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?». 30Le contestaron: «Si este no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos». 31Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley». Los judíos le dijeron: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie». 32Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. 33Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». 34Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». 35Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?». 36Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». 37Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». 38Pilato le dijo: «Y ¿qué es la verdad?». Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa. 39Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». 40Volvieron a gritar: «A ese no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido.

191Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. 2Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; 3y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los judíos!». Y le daban bofetadas. 4Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa». 5Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «He aquí al hombre». 6Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él». 7Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios». 8Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más. 9Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. 10Y Pilato le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?». 11Jesús le contestó: «No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor». 12Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: «Si sueltas a ese, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César». 13Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). 14Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «He aquí a vuestro rey». 15Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». 16Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, 17y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), 18donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. 19Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». 20Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. 21Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: soy el rey de los judíos”». 22Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está». 23Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. 24Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. 25Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. 26Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». 27Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. 28Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». 29Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. 30Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. 31Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. 32Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; 33pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, 34sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. 35El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. 36Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; 37y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron». 38Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. 39Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. 40Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. 41Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. 42Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

 

 

 


            COMENTARIO AL EVANGELIO: 






  

            Hoy celebra la Iglesia el Viernes Santo.

       La comunidad cristiana celebra la Pasión del Señor y adora su Cruz como el primer acto del misterio Pascual.    

    Jesús, nuestro Maestro y Señor, ha sido detenido, torturado, y condenado a muerte.  

           Hoy leemos el  relato de la pasión según  San Juan.   

         El Evangelista Juan nos muestra, cómo la fuerza del poder y la falsedad de una vida religiosa pueden condenar a un inocente.     

          JESÚS muere y es sepultado, para que los humanos que vivimos en la muerte, enterremos para siempre la semilla del pecado y nos acerquemos hasta el Padre, renacidos por el soplo del Espíritu.  

      Jesús muere para cumplir la voluntad del Padre, que consiste en realizar la obra de la salvación, implantar el Reino de Dios, que es el Reino de justicia, de amor y verdad.   

        Jesús muere para salvar a los hombres, por amor a los hombres, para liberarnos de nuestras esclavitudes y pecado, para reconciliarnos con el Padre.  

          Pidamos  a Dios por todos los perseguidos a causa de sus creencias religiosas y por sus convicciones personales. Amén. 

 


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