Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
6Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: 7este venía como testigo,
para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 8No era él la luz, sino
el que daba testimonio de la luz. 19Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron
desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién
eres?». 20Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». 21Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el
Profeta?». Respondió: «No». 22Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta
a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». 23Él contestó: «Yo soy la
voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el
profeta Isaías». 24Entre los enviados había fariseos 25y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el
Profeta?». 26Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros
hay uno que no conocéis, 27el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la
correa de la sandalia». 28Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde
Juan estaba bautizando.
Celebramos el Domingo de la Tercera Semana de Adviento.
El tiempo del Adviento es un tiempo privilegiado para ejercer la caridad, acoger al Señor en el hermano que sufre y necesita de nosotros.
Jesús nos advierte que no basta decir “Señor, Señor, para entrar en el Reino de los cielos”, sino “el que haga la voluntad de mi Padre celestial”.
En el Evangelio de este Sábado leemos el Evangelio de San Juan (Jn 1,6-8.19-28).
La presencia de Juan el Bautista inquieta a las autoridades. Pero Juan sólo se considera precursor de otro, del "Cordero" (en la Biblia es el "cordero pascual", señal de liberación: "El cordero llevado al matadero", del que habla el profeta Isaías. Juan el Bautista ve en Jesús este cordero y testifica que el Espíritu está con Él: es el "Elegido" de Dios.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a cumplir la voluntad de Dios y a ser verdaderos testigos de la fe en nuestros ambientes. Amén.
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