Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
11Comienzo
del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2Como
está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el
cual preparará tu camino; 3voz
del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; 4se
presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión
para el perdón de los pecados. 5Acudía
a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en
el río Jordán y confesaban sus pecados. 6Juan
iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se
alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 7Y
proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco
agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. 8Yo
os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Celebramos hoy el II Domingo de Adviento.
El Adviento nos invita a mirar al futuro y nos abre a la esperanza. Y " la esperanza lanza un grito de alegría porque sabe bien, en lo más profundo de su esencia, que “la salvación anunciada es la salvación que trae el Señor”...(CIC 1818).
En el Evangelio de este II Domingo de Adviento leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 1,1-8).
Jesús mismo llevará a plenitud la salvación de Dios como anuncio liberador para el hombre. Justamente, así nos lo expresa las palabras de Cristo, el designio del amor de Dios es un don pero al mismo tiempo conlleva una respuesta del hombre, no exenta de conversión y de renovación.
Esta respuesta que Dios exige del mismo hombre se sintetiza magistralmente en toda la predicación del precursor, Juan Bautista. Juan pide a la gente que cambie radicalmente en su interior y debe de “preparar el camino al Señor”. Dios mío, ayúdanos a vivir el programa que Juan Bautista diseña para recibir al salvador. Ayúdanos a “Allanar los senderos”, es decir, recuperar la fidelidad sin fisuras. Ayúdanos a “Elevar los valles”, es decir, salir de nuestros sin-sentidos y la desconfianza.
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