Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
13Vosotros
sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No
sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 14Vosotros sois la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. 15Tampoco se enciende una lámpara para
meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a
todos los de casa. 16Brille
así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den
gloria a vuestro Padre que está en los cielos.
Celebramos el Martes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario.
Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Antonio de Padua. Presbítero y doctor de la Iglesia.
Nació en Lisboa a finales del siglo XII. Fue el primero que enseñó teología en su Orden. Murió en Padua el año 1231.
En el Evangelio de este Martes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 5,13-16).
Jesús llama a sus discípulos a ser luz y sal de la tierra, dos de las imágenes evangélicas más hermosas.
El nuevo Reino de Dios no puede ser un grupo encerrado en sí mismo. Si quiere ser auténtico, tiene que iluminar al mundo.
Hagamos una opción decidida por el Reino de Dios y por Jesús. Supliquemos que hagamos la voluntad de Dios en nuestros ambientes, y para que nuestra vida sea expresión y testimonio de una vida entregada a los demás desde el servicio.
Supliquemos a Dios la capacidad para superar nuestras divisiones, diferencias y rivalidades.
Pidamos que actuemos en clave de paz, comunión y humildad. Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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