Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
16Se acercó uno a Jesús y le
preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida
eterna?». 17Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es
Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». 18Él le preguntó: «¿Cuáles?».
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás
falso testimonio, 19honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como
a ti mismo». 20El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me
falta?». 21Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da
el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego ven y
sígueme». 22Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.
Celebramos el Lunes de la Vigésima Semana del Tiempo Ordinario.
Esfuérzate en vivir en coherencia y pon en armonía tu pensamiento, tu sentimiento y tu acción para glorificar a Dios y servir a los hermanos.
En el Evangelio de este Lunes de la XX Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 19,16-22).
Un joven se acerca a Jesús y le reconoce como Maestro y le hace una pregunta profunda y existencial: ¿Qué tengo que hacer de bueno para heredar la vida eterna?
Jesús le responde que guarde los mandamientos y le llama a despojarse de sus bienes, a ser generoso y a seguirle.
Ante este planteamiento, el joven se fue triste, porque era rico, demasiado apegado a sus riquezas.
Pidamos a Dios que nos enseñe a aprender a amar y ser humildes; que nos enseñe a no dar nuestro corazón a nuestros bienes y a no apegarnos a ellos. Pidamos a Dios que nos ayude a ser generosos y a darnos y a darnos, señal de la generosidad de Dios. Amén. .
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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