Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
51Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la
palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, 2vio dos barcas que estaban en la orilla;
los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. 3Subiendo a una de las barcas, que era la
de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado,
enseñaba a la gente. 4Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y
echad vuestras redes para la pesca». 5Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda
la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las
redes». 6Y, puestos a la obra, hicieron una
redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. 7Entonces hicieron señas a los
compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una
mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se
hundían. 8Al ver esto, Simón Pedro se echó a los
pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre
pecador». 9Y es que el estupor se había apoderado
de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían
recogido; 10y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan,
hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No
temas; desde ahora serás pescador de hombres». 11Entonces sacaron las barcas a tierra y,
dejándolo todo, lo siguieron.
Celebramos el Jueves de la Vigésimo Segunda Semana del Tiempo Ordinario.
Recuerda que una opción decidida por la verdad y la justicia conlleva, la mayor parte de las veces, sufrimiento y críticas; pero solamente este camino generaría el nacimiento de un mundo bueno y justo, “casa de todos”.
En el Evangelio de este Jueves de la XXII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 5,1-11).
Jesús está cerca del lago de Genesaret y la gente se agolpa a su alrededor para escuchar la Palabra de Dios.
Se sube a una barca y, desde la barca de Simón, enseñaba a la gente.
Poco después, invita a Simón: “Rema mar adentro, y echad las redes para pescar”.
Simón ante la redada de peces tan grandes, se siente sobrecogido y reconoce su pequeñez y pecado; sin embargo, Jesús lo llama a ser pescador de hombres y a seguirle.
Dios mío, concédenos realizar todos nuestras acciones en el nombre de Jesús y que alcancemos a cumplir tu santa voluntad. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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