Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
24Entonces dijo a los discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y
me siga. 25Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda
por mí, la encontrará. 26¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo
entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla? 27Porque el Hijo del hombre
vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada
uno según su conducta. 28En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no
gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».
Celebramos el Viernes de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la dedicación de la Basílica de Santa María, la Mayor.
Cuando parezca que tu vida se hace añicos y el huracán del vacío se apodere de tu interior... entonces descubre que tu existencia debe de anclarse en la búsqueda de un sentido global con dos alas invisibles, la razón y la fe, y te eleven más allá de ti mismo: hacia Dios.
En el Evangelio de este Viernes de la XVIII del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 16,24-28).
Jesús recuerda a sus discípulos que el que quiera seguirle debe de negarse a sí mismo, cargar con su cruz de cada día y seguirle.
Seguirle es la mejor manera de ganar en la vida porque, como bien dice Jesús: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
Pidamos a Dios con esta oración de Madre Teresa de Calcuta que nos enseñe a aprender a amar: “Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida; Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua; Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor… Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo”.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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