Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
35Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos
y, 36fijándose
en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». 37Los dos
discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. 38Jesús se
volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le
contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». 39Él les
dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con
él aquel día; era como la hora décima. 40Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a
Juan y siguieron a Jesús; 41encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos
encontrado al Mesías (que significa Cristo)». 42Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú
eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
Celebramos el Domingo de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario.
Nuestra vida cristiana ciertamente es una vida espiritual trinitaria: una vida en el Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La Trinidad es un Misterio de Amor, un Misterio de Comunión y de Comunicación. Tengamos confianza e intimidad con la Trinidad Santa: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
En el Evangelio de este Domingo de la Segunda Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio según San Juan (Jn 1,35-42).
Juan Bautista le proclama “Cordero de Dios”. Y dos discípulos siguen a Jesús, y él les pregunta: ¿Qué buscáis?. Jesús les invita a estar con él. (cf. Jn 1,35-42).
En definitiva, ser cristiano es seguir y encontrarse con una persona: Jesucristo. Es oír en nuestro interior: “Ven y sígueme”.
Trabajemos por la unidad de los cristianos y por la comunión de las Iglesias cristianas. Pidamos a Dios que nos conceda el don de la unidad a todos los cristianos.
Señor Jesús: me pongo en camino. Quiero buscarte. Dame un corazón sencillo, unos pies ligeros, unos ojos abiertos para que mi marcha sólo se dirija a Ti. Amén
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