Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone
de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte
ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a
él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá
perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.
Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no
os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el
Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»
Celebramos el Sábado de la Vigésimo Octava Semana del Tiempo Ordinario.
El Sábado lo dedica la Iglesia especialmente a la Virgen María.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 970 que “ La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres ... " (LG 60).
En el Evangelio de este Sábado de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 12,8-12).
Jesús exhorta a sus seguidores a pronunciarse a favor de él públicamente, prometiendo que “si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del Hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios.
Lo que resulta inadmisible es la maldad, la mala fe, cerrarse a la misericordia; ello sería pecar contra el Espíritu Santo.
Dirijámonos a la Virgen María para que nos acerque a las entrañas del Dios misericordioso. Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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