Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
15Entonces
se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con
una pregunta. 16Le
enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron: «Maestro,
sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad,
sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. 17Dinos,
pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?». 18Comprendiendo
su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? 19Enseñadme
la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. 20Él
les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». 21Le
respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios».
Hoy la Iglesia celebra el Domingo XXIX del Tiempo Ordinario.
Hoy celebramos el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe, el Domund.
Hoy contemplamos la gran noticia de Jesús, y nos sentimos llamados a ser misioneros de la salvación y del Evangelio.
¡Si, Jesús, al igual que los misioneros, nos enseña que en Él renace la alegría y la felicidad para todo pueblo y persona.
En el Evangelio del Domingo XXIX del Tiempo Ordinario leemos el evangelio de San Mateo (Mt 22,15-21).
El evangelio nos señala que no podemos servir a Dios y “aquello que no es Dios".
El Evangelio proclama que Dios es el único Señor; no hay otro. Jesús dejó claro que su reino no era de este mundo, y que venía a curarlo desde dentro y dar a Dios lo que es de Dios.
Supliquemos el don del Espíritu para vivir nuestra identidad misionera.
Pidamos por los misioneros y las Iglesias jóvenes. Supliquemos vocaciones misioneras en la Iglesia: “ Señor, tu voz sigue resonando en nuestros oídos: "La mies es mucha... pero escasos los obreros..."; "Id y haced discípulos... bautizándoles..., enseñándoles..."; "Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo...". Amén.
ESPECIAL: FIRMES Y SEGUROS EN JESUCRISTO.
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