Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
12Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. 13Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; 14y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».
Celebramos el Lunes de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario.
Resuena en nuestro corazón estas palabras alentadoras de Jesucristo: “Acercaos a mí los que estáis rendidos y abrumados, que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde” (Mt 11,28-29).
En el Evangelio de este Lunes de la Trigésima Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 14,12-14).
Jesús, en casa de uno de los principales fariseos que le había invitado para comer, llamó la atención de aquellos que van buscando los primeros puestos y los lugares de honor.
Ahora la advertencia recae sobre el anfitrión, el fariseo que le había invitado a su mesa, sugiriéndole que no busca la reciprocidad en la vida, y le invita a la generosidad y a la apertura.
Le señala que no rechace a los “pobres, lisiados, cojos y ciegos”, cuatro categorías de desfavorecidos que no encuentran lugar entre la llamada “buena gente” al no poder corresponder a ninguna invitación.
Pidamos a Dios que nos haga crecer en la esperanza, sabiendo que será Dios mismo quién corresponderá con la resurrección de los justos. Amén.
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