Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
En aquel tiempo, todavía estaba hablando Jesús a la muchedumbre, cuando
su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él.
Alguien le dijo: ¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean
hablarte. Pero él respondió al que se lo decía: ¿Quién es mi madre y quiénes
son mis hermanos? Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: Estos son
mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre
celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Celebramos el Sábado de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario.y la Iglesia celebra la fiesta de Ntra. Sra. del Carmen.
Jesús de Nazaret descubrió que no siempre nos relacionamos con los demás en claves de justicia y compasión.
Él se dirigía a sus seguidores y les decía algo que debería estar en nuestra mente, en nuestros labios y en nuestro corazón: “Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los profetas” (Mt 7,12).
En el Evangelio de este Sábado de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 12,46-50).
Jesús nos recuerda que toda persona está llamada a pertenecer a su familia, la familia de los hijos de Dios, y que todo aquel que cumple la voluntad del Padre ese es su hermano, su hermana y su madre.
Dirijámonos a la Virgen María, Nuestra Señora del Carmen, para que interceda por todos los jóvenes de nuestro tiempo, y también le decimos: “...PRÉSTAME MADRE A TU HIJO para poder amar. Si tú me das a Jesús, qué más ya puedo desear. Amén”.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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