Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
20Entonces se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde
había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían
convertido: 21«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en
Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se
habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. 22Pues os
digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a
vosotras. 23Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al
abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría
durado hasta hoy. 24Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a
Sodoma que a ti».
Celebramos el Martes de la Décimo Quinta Semana del Tiempo.
Jesús de Nazaret descubrió que no siempre nos relacionamos con los demás en claves de justicia y compasión.
Él se dirigía a sus seguidores y les decía algo que debería estar en nuestra mente, en nuestros labios y en nuestro corazón: “Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los profetas” (Mt 7,12).
En el Evangelio de este Martes de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 11,20-24).
Ciertas ciudades, Corozaín y Betsaida, por no haber querido entender la actuación de Jesús serán condenadas con una condena más rigurosa que aquellas ciudades antiguas famosas por su maldad.
Pidamos especialmente a Dios que nos ayude a cumplir su santa voluntad y nos conceda un corazón sencillo y agradecido para poder recibir en nuestra vida el maravilloso don del Evangelio. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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