Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
151Solían acercarse a Jesús todos los
publicanos y los pecadores a escucharlo
11También les dijo: «Un hombre tenía dos
hijos; 12el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que
me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 13No muchos días después, el hijo menor,
juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna
viviendo perdidamente. 14Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un
hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 15Fue entonces y se contrató con uno de
los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16Deseaba saciarse de las algarrobas que
comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17Recapacitando entonces, se dijo:
“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me
muero de hambre. 18Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19ya no merezco llamarme hijo tuyo:
trátame como a uno de tus jornaleros”. 20Se levantó y vino adonde estaba su
padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las
entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21Su hijo le dijo: “Padre, he pecado
contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. 22Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor
túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; 23traed el ternero cebado y sacrificadlo;
comamos y celebremos un banquete, 24porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba
perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. 25Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando
al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, 26y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello. 27Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha
sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. 28Él se indignó y no quería entrar, pero
su padre salió e intentaba persuadirlo. 29Entonces él respondió a su padre: “Mira:
en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca
me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30en cambio, cuando ha venido ese hijo
tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero
cebado”. 31Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es
tuyo; 32pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque
este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos
encontrado”».
Celebramos el Cuarto Domingo de Cuaresma. La Cuaresma es un camino de CONVERSIÓN.
Conversión es, sobre todo, volver a Dios, buscarlo y, encontrándolo, permanecer en Él, vivir en Él, con Él y para Él.
Convertirse es morir con Cristo para resucitar con Él. Y debe hacerse con decisión hasta lo más profundo de nuestro ser.
En este Domingo de la Cuarta Semana de Cuaresma leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 15,1-3-.11-32).
El Evangelio de este Domingo se centrará en la misericordia de Dios y en la conversión, típica de San Lucas.
Los fariseos y los escribas reprochan a Jesús que acoja a los pecadores y coma con ellos, y Jesús les propone la conocida parábola del hijo pródigo.
Lo importante de la parábola no está tanto en la conversión del hijo pequeño, del hijo pródigo, sino en la actitud del padre, que mira con compasión y misericordia a su hijo arrepentido.
La conducta del hermano mayor podría denominarse la del fariseo, incapaz de reconocer el perdón y la acogida de su padre a su hermano arrepentido, centrado solamente en el cumplimiento y en su conciencia de “bueno”.
Pidamos especialmente el don de la conversión y la generosidad para con Dios y para con los demás. Amén.
LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
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