INTRODUCCIÓN AL BLOG
Evangelio del día + breve explicación en un minuto.
La Iglesia antes de ser evangelizadora y caritativa es escuchadora de la Palabra.
¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen como María de Nazaret! Gracias por tu visita. Si te ha gustado añade me gusta. Compártelo en las redes.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, que ilumina la vida de cada hombre y mujer creyentes. Bien sabemos que «el plan de la revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas…y la verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación» (D.V. 2).
9Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al
mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. 10Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y
pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. 11Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo
es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». 12Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los
sanos, sino los enfermos. 13Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no
sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».
Celebramos el Viernes de la Décima Tercera Semana del Tiempo Ordinario .
No olvides que hoy es una oportunidad que Dios te presenta para hacer el bien y que la omisión es uno de los males mayores que tu conciencia deberá soportar al paso de los años.
Descubre que una palabra oportuna, una sonrisa a tiempo, una rectificación fraterna y una vida cimentada en la justicia y la verdad, son los mayores dones para una vida satisfecha y la mejor ofrenda al Padre eterno.
En el Evangelio de este Viernes de la Décima Tercera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Mateo (Mt 9,9-13).
Jesús llama a Mateo y subraya que no hay excluidos para entrar en el Reino de Dios; para entrar en él sólo hay una condición: la fe, es decir, la adhesión profunda a la persona de Jesús. Y Jesús, acogiendo a los que la Ley condena, cree posible la conversión, la acogida del Padre, la intimidad y la misericordia, el gozo y la salvación.
Supliquemos a Dios que nos aumente la fe, la esperanza y la caridad, y Él sea la razón y el sentido de toda nuestra existencia. Amén.
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